Síntomas físicos de la depresión
Aunque comúnmente asociamos la depresión al ámbito psicológico o mental, el impacto físico que conlleva este trastorno es enorme.
Seguramente ya has oído hablar de algunos síntomas físicos que acompañan la depresión, ¿te suena alguno?:
Cansancio extremo o fatiga: sensación de niveles de energía más bajos que no desaparece con el descanso.
Cambios en el apetito: disminución o aumento de este, lo que puede ocasionar cambios en el peso o aspecto físico.
Dolores musculares: por ejemplo, los dolores de espalda.
Dolores de cabeza: cefalea tensional.
Problemas digestivos: dolores de estómago o molestias.
Enlentecimiento motor: sensación de lentitud motora.
Síntomas psicológicos o mentales de la depresión
Tristeza profunda, patológica y persistente, estado de ánimo bajo, sentimiento de vacío o desesperanza: el síntoma central de la depresión, el grueso del trastorno.
Pérdida de interés o placer: en actividades que antes resultaban placenteras. A esto lo conocemos como anhedonia (incapacidad para experimentar placer en actividades que antes sí se disfrutaban), apatía (pérdida de interés o motivación) o abulia (falta total de voluntad y motivación, es la forma extrema de la apatía).
Irritabilidad: episodios de ira o frustración, por asuntos con o sin importancia.
Alteraciones del sueño: dificultad para conciliar el sueño (insomnio) o necesidad excesiva de dormir (hipersomnia).
Sensación de inquietud: intranquilidad, nerviosismo o ansiedad.
Sentimientos de culpa o baja autoestima: pensamientos de inutilidad.
Dificultades cognitivas: problemas en la atención, concentración o memoria.
Idea autolítica: pensamientos recurrentes sobre el suicidio o la muerte, e incluso intentos autolíticos. Este sería el tronco del trastorno, el conjunto de síntomas que, presentados en conjunto, conforman la depresión.
Diferencias en los síntomas de la depresión entre hombres y mujeres.
Por motivos que aún desconocemos, aunque imaginamos, las mujeres informan de síntomas físicos y psicológicos con mayor asiduidad que los hombres (Gaviria, 2009). Por otro lado, las mujeres tienden a rumiar más que los hombres (aunque esto es más causa que consecuencia) y los síntomas son más reconocibles, puesto que en los hombres hay cierta dificultad. Asimismo, las mujeres tienen más probabilidades de presentar trastornos de ansiedad comórbidos con el trastorno de depresión (se presentan a la vez). Por último, la conducta autolítica es mayor en hombres que en mujeres, y la explicación aquí es hipotética: puede ser debido a la dificultad que presentan los hombres a la hora de expresar la sintomatología, lo cual deriva en falta de diagnóstico y, por ende, de tratamiento (Jill Goldstein, 2016)
Según la Confederación Salud Mental España y la Fundación Mutua Madrileña, en un informe en 2023, un 48% de las mujeres refieren haber sufrido depresión, frente a un 35% de los hombres. Que hay más prevalencia en mujeres que en hombres, aparentemente, ya lo sabemos. El por qué de esta diferencia, lo podemos ver en el artículo sobre las causas de la depresión.
¿Existe la depresión infantil? ¿Cuáles son los síntomas de la depresión en niños? Y, ¿en adolescentes?
La presentación de la depresión en la etapa infanto-juvenil es diferente a la etapa adulta, veamos en qué:
Uno de los primeros signos de problemas del estado de ánimo en esta etapa se da en el ámbito escolar: las notas bajan, la motivación para estudiar disminuye, el comportamiento en clase varía. Por otro lado, aparte de mostrar tristeza, una de las formas de presentación más habituales es la irritabilidad: explosiones, dificultad en la gestión de la ira o frustración lo cual puede derivar en problemas de conducta. Se dan también altos niveles de somatización: dolores de barriga, de cabeza, náuseas o vómitos. Otra manifestación de la depresión en niños es el cambio en el apego, que pasa a ser un apego excesivo a los progenitores. En cuanto a los adolescentes, la presentación de la depresión puede estar camino de la etapa adulta, aunque se siguen viendo episodios de ira y frustración, quejas somáticas y dificultades académicas. Se pueden sumar consumo de sustancias o alcohol, autolesiones y evitación de la interacción social.
¿La depresión y la ansiedad tienen los mismos síntomas?
Depresión y ansiedad, probablemente los dos trastornos mentales más conocidos a nivel mundial (y con mayor prevalencia). A menudo confundidos, a menudo presentados a la vez (recordamos, comórbidos), a menudo uno causa o consecuencia del otro. ¿En qué se parecen y en qué se diferencian la ansiedad y la depresión?
Ambas causan un deterioro significativo en la vida del que lo padece, eso lo tenemos claro. Como hemos comentado arriba, uno de los síntomas de la depresión puede ser sensación de inquietud o nerviosismo, y aquí tenemos el primer parecido con la ansiedad. Otro signo común son las alteraciones del sueño, aunque en la ansiedad se presenta más en forma de insomnio. La irritabilidad y la fatiga o cansancio son también síntomas compartidos.
La relación entre la ansiedad y la depresión no es tanto de parecidos o diferencias, son trastornos diferentes cada uno con sus criterios diagnósticos. Lo que seguro sabemos es que la presencia de depresión aumenta el riesgo de presentar ansiedad, y viceversa.
Síntomas de depresión severa, mayor, alta o grave; ¿es lo mismo? Y, ¿los síntomas de la depresión leve?
Todos estos nombres para referirse a la depresión no son más que sinónimos, cuatro palabras diferentes que se refieren a un mismo trastorno, el Trastorno de Depresión Mayor, por lo que sus síntomas son los mismos que hemos comentado arriba. Ahora bien, ¿qué es la depresión leve?
Según el DSM-V, el diagnóstico de depresión se puede realizar en base a cuatro niveles distintos de gravedad: leve, moderado, moderado-grave o grave. La distinción entre ellos se realiza según el número de síntomas que presente el paciente y el grado de deterioro funcional, quedando así (Asociación Americana de Psiquiatría, 2014):
Leve: Pocos o ningún síntoma más que los necesarios para cumplir los criterios diagnósticos, la intensidad de los síntomas causa malestar, pero es manejable y los síntomas producen poco deterioro en el funcionamiento social o laboral.
Moderado: El número de síntomas, la intensidad de los síntomas y/o el deterioro funcional están entre los especificados para “leve” y “grave.”
Grave: El número de síntomas supera notablemente a los necesarios para hacer el diagnóstico, la intensidad de los síntomas causa gran malestar y no es manejable, y los síntomas interfieren notablemente en el funcionamiento social y laboral.
Si padeces alguno de estos síntomas y crees que puedes tener depresión… ¡NO te autodiagnostiques!
Pide cita a continuación y acude a un profesional de la salud mental para un correcto diagnóstico y tratamiento.
Criterios diagnósticos del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, Quinta Edición (DSM-V) del Trastorno Depresivo Mayor.
Según la biblia de los psicólogos y psiquiatras del mundo, escrita por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), para realizar un diagnóstico de depresión mayor, la persona debe cumplir los siguientes puntos (se han eliminado algunos criterios puramente técnicos y de exclusivo interés profesional):
- Cinco (o más) de los síntomas siguientes han estado presentes durante el mismo período de dos semanas y representan un cambio del funcionamiento previo; al menos uno de los síntomas es (1) estado de ánimo deprimido o (2) pérdida de interés o de placer.
- Estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, casi todos los días, según se desprende de la información subjetiva (p. ej., se siente triste, vacío, sin esperanza) o de la observación por parte de otras personas (p. ej., se le ve lloroso). (Nota: En niños y adolescentes, el estado de ánimo puede ser irritable.)
- Disminución importante del interés o el placer por todas o casi todas las actividades la mayor parte del día, casi todos los días (como se desprende de la información subjetiva o de la observación).
- Pérdida importante de peso sin hacer dieta o aumento de peso (p. ej., modificación de más del 5% del peso corporal en un mes) o disminución o aumento del apetito casi todos los días. (Nota: En los niños, considerar el fracaso para el aumento de peso esperado.)
- Insomnio o hipersomnia casi todos los días.
- Agitación o retraso psicomotor casi todos los días (observable por parte de otros; no simplemente la sensación subjetiva de inquietud o de enlentecimiento).
- Fatiga o pérdida de energía casi todos los días.
- Sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva o inapropiada (que puede ser delirante) casi todos los días (no simplemente el autorreproche o culpa por estar enfermo).
- Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o para tomar decisiones, casi todos los días (a partir de la información subjetiva o de la observación por parte de otras personas).
- Pensamientos de muerte recurrentes (no sólo miedo a morir), ideas suicidas recurrentes sin un plan determinado, intento de suicidio o un plan específico para llevarlo a cabo.
- Los síntomas causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.