Cuando hablamos de causas de la depresión debemos atender a tres aspectos fundamentales, la herencia, el ambiente y la propia personalidad. ¿Cuánto peso tiene la genética para que alguien desarrolle depresión? Pues depende. En ocasiones la genética lo es todo: personas que con, aparentemente, un ambiente saludable y no problemático desarrollan depresión probablemente tengan antecedentes de trastornos depresivos en su familia. A veces sucede lo contrario, personas sin antecedentes en su familia y que la desarrollan. O que ambas confluyan: antecedentes familiares y dificultades en su entorno.
Con causas ambientales nos referimos a todos aquellos factores que suceden en la vida de la persona:
Como hemos mencionado antes, tener algún familiar con depresión podría aumentar el riesgo de padecerla. Existen variaciones genéticas que se transmiten de padres a hijos, aumento el riesgo, pero eso NO quiere decir que finalmente lo desarrollen, simplemente aumenta la probabilidad. Alguien con antecedentes familiares puede no desarrollar el trastorno si no se dan ciertas circunstancias. Introducimos aquí ese tercer aspecto fundamental: la personalidad o psicología de la persona: los recursos personales, estrategias de afrontamiento o el temperamento.
Actualmente, la teoría monoaminérgica es la encargada de explicarnos el por qué de la depresión a nivel químico, ¿vemos de qué se trata?
Esta teoría plantea que la base fisiológica de la depresión se debe a un desequilibro en ciertos neurotransmisores (serotonina, dopamina y noradrenalina, también llamada norepinefrina). Los neurotransmisores son pequeñas moléculas que van de neurona en neurona “entregando información”.
La serotonina se relaciona principalmente con el estado de ánimo, la regulación del sueño, del deseo sexual, el apetito, el dolor, la ansiedad y la agresividad. Asimismo, existe una hipótesis llamada “hipótesis permisiva”, de Arthur J. Prange, Jr. y Alec Coppen, que sugiere que el descenso se serotonina produce una caída de la noradrenalina.
La dopamina es la encargada de los circuitos de recompensa, regula la motivación y el placer.
Por último, la noradrenalina o norepinefrina, relacionada con la respuesta al estrés. Se entiende que una disminución de noradrenalina estaría relacionada con apatía, fatiga o tristeza.
Prácticamente todo lo que hemos mencionado en el primer punto podrían considerarse factores de riesgo: circunstancias ambientales como pérdidas o rupturas, problemas de adicción o antecedentes familiares. Acontecimientos traumáticos durante la infancia aumentan la probabilidad de padecer depresión en la edad adulta (abuso infantil, violencia intrafamiliar, pérdida de algún progenitor, etc).
Ser mujer, estar divorciado o viudo, no tener apoyo social, eventos vitales estresantes recientes o un nivel socioeconómico bajo son algunos factores que predisponen a padecer depresión.
Por otro lado, padecer otro trastorno aumenta el riesgo: trastornos de ansiedad, TDAH o trastornos de la personalidad, así como problemas médicos crónicos: fibromialgia, cáncer, dolor crónico o enfermedades cardiovasculares.
Como ya comentamos en nuestro anterior artículo, sabemos que la ansiedad puede producir depresión, y la depresión, ansiedad. Además, sabemos que la ansiedad y la depresión comparten algunos síntomas e incluso a veces, tratamiento.
Sufrir un trastorno de ansiedad puede ser agotador, física y mentalmente, por lo que sí, estar en un estado de ansiedad constante puede llegar a afectar el estado de ánimo y, en caso de extenderse en el tiempo, desembocar en un trastorno de depresión.
Las causas en esta etapa de la vida no difieren, a grandes rasgos, de la etapa adulta, sigue siendo resultado de la confluencia de tres factores: ambiental, biológico y psicológico. Veámoslo específicamente:
Como pudimos leer en el artículo sobre los síntomas de la depresión, hay mayor prevalencia de este trastorno en mujeres que en hombres, veamos por qué:
Atendiendo a una hipótesis hormonal, se ha demostrado que los estrógenos y la progesterona influyen en el intercambio de neurotransmisores, influyendo sobre la síntesis de serotonina y noradrenalina (Gaviria, 2009)
En cuanto a factores ambientales, los problemas familiares y el abuso sexual en la infancia predisponen a las mujeres a sufrir depresión.
Por último, no podemos olvidar la causa de depresión exclusiva en mujeres, la depresión postparto, aquella que aparece al finalizar el embarazo. De esto hablaremos pronto. Durante la gestación, algunas mujeres también sufren periodos de depresión, lo cual sería también causa en mujeres.
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